Las pieles de los animales desde nuestros comienzos siempre fueron complementarias a nuestra propia piel, aportando calor y protección. Quizá este material sea otro "pecado más de la humanidad”, no entraremos en debate, es de uso intrínseco del ser humano desde su origen, es biodegradable al contrario de otras fibras sintéticas y es hermoso y longevo en su uso.